Tu nido está vacío. Los hijos se han ido y de pronto te
encuentras con que tienes demasiado tiempo libre que se te atora en el alma y
te produce dolor.
Querida hija:
Los espacios de tu casa, por donde antes había
zapatos y mochilas tiradas, están impecables, como los dejaste esta mañana
cuando ejecutaste tu diaria rutina de aseo. Las ollas de tu estufa ya no tienen
que procesar alimentos para una familia grande. Ahora están guardadas,
inactivas. Esas ollas ya no contienen el amor que tú vertías en ellas y luego
servías a la mesa en humeantes platos que nutrían cuerpos y espíritus.
Y tú no encuentras qué hacer con tanto orden. Esa
casa que no necesita quien la acomode, tan llena de espacio vacío que ya no se
llena con risas y algarabía. Tus mañanas que antes empezaban en un frenesí de
cosas por hacer, ahora se extienden lentas frente a ti arrastrando sus horas
mustias.
Y yo, que te amo, no quiero verte más sufriendo
así, dejando que la vida se te escurra por un río de lamentos por cosas del
pasado. Déjate que te explique, mi amada insensata, que tu familia no es
solamente la que está contenida en las cuatro paredes de tu casa. No, tu
familia está contenida entre el cielo y la tierra, a los cuatro costados
cardinales. Tu familia son todos mis hijos y si tú asomas tu rostro y puedes
mirar más allá de la ventana de tu tristeza, verás caminar por la calle gente
que como tú, necesita ayuda.
Sin ir más lejos, rumbo al sur, encontrarás un
asilo de ancianos que están más solos que tú. Ellos ya no tienen fuerza para
salir de esta que tal vez sea su última morada. Y alguien que viniera a
conversar con ellos, les alegraría sus horas. Alguien que supiera escuchar y dar
pequeñas palmadas sobre una mano arrugada, obraría milagros en sus solitarias
vidas.
Si volteas al norte, encontrarás un hogar para
niños que anhelan una madre experimentada como tú. Alguien que venga a decirles
que ellos son importantes y que vale la pena esforzarse por que el futuro bien
puede resarcirles de lo que el pasado les ha negado.
Si caminas hacia el oeste, verás un sitio donde
jóvenes madres aprenden los secretos de crianza que tú dominas a la perfección.
Ellas necesitan aliento. Necesitan orientación para hacer de sus pequeños,
personas de bien.
Y si te diriges hacia el este, verás que hay un
centro que ayuda a adolescentes descarriados que no encuentran un camino y que
están urgidos de una persona bondadosa pero de mano férrea, como tú, que los
ayude a enderezar el rumbo.
¿Te das cuenta? No estás libre de quehaceres. Anda.
Seca las lágrimas, endereza la frente, arremángate la camisa y pon manos a la
obra, porque tus hijos ya no te necesitan ahora, pero muchos de mis hijos, esos
sí que te necesitan y te están esperando con urgencia....No te demores !!!.
Tu padre que te ama,
Dios
Equipo MOTIVACIONALES.CL